Expediente clínico impreso y digital: dos visiones, un mismo propósito
- Equipo ROMS
- 31 oct
- 2 Min. de lectura
El expediente clínico es, sin duda, el documento más importante del acto odontológico. Es la memoria profesional del tratamiento y la primera línea de defensa legal ante cualquier controversia. Sin embargo, su forma de registro ha cambiado con el tiempo: del formato impreso tradicional hemos transitado hacia la digitalización. Ambos modelos tienen virtudes y limitaciones que vale la pena comprender.
La visión digital: eficiencia y modernidad.
El expediente clínico digital ofrece ventajas innegables. Permite almacenar grandes volúmenes de información, fotografías, radiografías y consentimientos en un solo entorno. Su búsqueda es inmediata, facilita el trabajo en red y reduce el riesgo de extravío o deterioro físico.
Además, en instituciones grandes o clínicas con varios consultorios, la digitalización favorece la coordinación y el acceso simultáneo de diferentes profesionales.
No obstante, su fortaleza tecnológica puede convertirse en debilidad si no se cuenta con respaldo, cifrado de datos, control de acceso y cumplimiento normativo. Una falla de sistema, pérdida de contraseña o vulneración de seguridad puede comprometer la información confidencial del paciente y la validez legal del expediente.
La visión impresa: evidencia tangible y valor legal.
El expediente clínico impreso representa la tradición documental del ejercicio profesional.
Sus principales fortalezas son la tangibilidad, la firma autógrafa y la trazabilidad directa, elementos de alto valor probatorio ante instancias como CONAMED o tribunales.
Además, ofrece una percepción de seguridad para muchos profesionales, al no depender de sistemas informáticos o conectividad.
Sin embargo, su mantenimiento puede ser voluminoso y requiere organización física rigurosa.
También limita la actualización simultánea entre varios colaboradores y no permite el respaldo inmediato ante siniestros o deterioro.
Pero tiene la enorme ventaja del registro de firmas autógrafas de una alto valor legal.
Una visión integradora: complementarios, no opuestos.
Más que oponerlos, el verdadero avance está en integrar ambos modelos.
El formato impreso —como PRAXIS— puede constituir la base legal y clínica primaria, conteniendo firmas, consentimientos, evolutivas y datos esenciales con validez oficial. que con solo unas fotos pueden construir un solido documento digital, Mientras que el soporte digital puede ampliar, respaldar y enriquecer la información con fotografías, radiografías, documentos escaneados y copias de seguridad.
Esta dualidad ofrece lo mejor de ambos mundos:
La certeza legal del papel.
La agilidad y trazabilidad del entorno digital.
Ambos, correctamente administrados, conforman un expediente clínico robusto, normativo y seguro, en beneficio del paciente y del profesional.
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