“Tómale una foto”: Imagen y hoja de evolución como narrativa clínica .
- C.D. Ulises Velasco Sánchez
- 25 oct
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 26 oct
Cada consulta es una historia. Y toda historia clínica necesita ser contada con claridad, precisión y evidencia.
Las hojas de evolución, bien diseñadas y completadas, son mucho más que simples formatos: son el hilo narrativo del tratamiento, el registro vivo de cada decisión, cambio y resultado en la atención del paciente.
En un contexto donde la imagen digital complementa la palabra escrita, surge una invitación que sintetiza el espíritu del registro moderno:
“Tómale una foto en cada cita... pero siempre con su consentimiento”

1. La hoja de evolución: el corazón del expediente clínico.
Toda práctica odontológica o médica se sostiene en el expediente clínico. Dentro de él, la hoja de evolución cumple una función esencial: documentar la secuencia cronológica del tratamiento, reflejando la continuidad, la coherencia diagnóstica y la toma de decisiones.
Una hoja de evolución bien diseñada y desarrollada debe permitir:
Registrar de forma ordenada las fechas, procedimientos y observaciones clínicas.
Facilitar la lectura y seguimiento por otros profesionales.
Evitar omisiones que puedan comprometer la interpretación o el valor legal del expediente.
Reflejar la intervención del profesional y la respuesta del paciente con lenguaje claro y objetivo.
Su correcto uso protege tanto al paciente como al estomatólogo, pues constituye el testimonio más sólido del proceso asistencial.
2. La narrativa clínica: más que datos, una historia profesional.
Cada hoja evolutiva es, en realidad, una pequeña crónica del trabajo clínico. Allí se entrelazan observaciones, diagnósticos, decisiones, resultados y reacciones del paciente. Una buena hoja evolutiva cuenta lo que pasó, cómo pasó y por qué se decidió actuar de cierta forma.
Escribir bien una hoja evolutiva no es burocracia, es narrar con método: una manera de pensar y comunicar la práctica profesional. De ahí la importancia de su diseño funcional, con espacios pensados para la precisión, la secuencia y la evidencia.
3. “Tómale una foto”: el puente entre lo escrito y lo digital
El eslogan “Tómale una foto” propone un gesto simple, pero trascendente: documentar visualmente los avances clínicos, complementar la narración con fotografía diagnóstica y respaldar el registro con evidencia digital.
Hoy, una fotografía tomada con el móvil o una cámara clínica puede:
Ilustrar la evolución de un tratamiento.
Registrar condiciones iniciales o resultados finales.
Aportar respaldo en caso de controversias o revisiones.
Enriquecer el seguimiento en tratamientos prolongados o compartidos con otros especialistas.
La foto, acompañada de una hoja evolutiva bien estructurada, forma un relato completo: texto y evidencia.
4. El archivo digital: una extensión del expediente.
La práctica moderna exige organización, respaldo y trazabilidad. Por ello, integrar un archivo digital (guardado en USB, nube o servidor local) permite conservar:
Imágenes clínicas, radiografías y documentos firmados.
Copias digitalizadas de consentimientos y notas evolutivas.
Grabaciones o materiales complementarios, todo vinculado al expediente físico.
Este respaldo digital no sustituye el expediente impreso, pero lo complementa, creando una doble garantía documental: escrita y visual.
La consigna es simple: Registra, narra y documenta.
Y tómale una foto en cada cita. Pero recuerda:
"Se requiere consentimiento para las fotografías clínicas del paciente"

Consentimiento Informado para captura de imágenes fotográficas o en video para su inclusión en el expediente clínico y otros usos de carácter de divulgación educativa.
Puedes descargar el formato para uso personal respetando todo su diseño incluyendo textos y logos, NO comercializable.
Las imágenes clínicas forman parte del expediente odontológico, pero al mismo tiempo son datos personales sensibles protegidos por la ley.
Su captura, almacenamiento y uso implican una posible exposición de la identidad del paciente, por lo que no pueden tomarse ni emplearse sin autorización expresa.
El consentimiento informado asegura que el paciente entiende y acepta la finalidad de las fotografías —ya sea para seguimiento clínico, docencia o investigación—, garantizando la confidencialidad, la ética profesional y la protección legal del propio estomatólogo.
En síntesis, el consentimiento no es un trámite: es una manifestación de respeto y transparencia entre profesional y paciente.
Puedes descargar nuestro consentimiento para uso personal, respetando todo su diseño incluyendo textos y logos, NO comercializable.
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