Hablemos del sueño.
C.D.O Adriana García

El sueño es una parte importante de nuestras vidas. Los estudios demuestran que el sueño es increíblemente complejo y tiene efectos en prácticamente todos los sistemas del cuerpo. Hasta la década de 1950, la mayoría de la gente pensaba que el sueño era una parte pasiva e inactiva de nuestra vida diaria. Hoy sabemos que nuestros cerebros están muy activos durante el sueño. Además, el sueño afecta nuestro funcionamiento diario y nuestra salud física y mental de muchas maneras que apenas comenzamos a comprender. Múltiples partes del cerebro están involucradas en los procesos de producción de hormonas y sustancias químicas que regulan el sueño y la vigilia.
Cuando estamos dormidos, nuestros ojos están cerrados, la mayoría de nuestros músculos están relajados y nuestra conciencia está prácticamente suspendida. Si bien el cuerpo está mayormente inmóvil, nuestro cerebro se encuentra activo.
De acuerdo al Natonal Institutes of Health “NIH”. Los ritmos circadianos regulan los cambios en las características físicas y mentales que ocurren en el transcurso de un día. La palabra circadiano significa "alrededor de un día". Proviene de las palabras latinas "circa" (alrededor) y "diem" (día).
El reloj biológico de nuestro organismo controla la mayoría de los ritmos circadianos. Este reloj se encuentra asociado a las sustancias químicas del cerebro. Los neurotransmisores son sustancias químicas que ayudan a los nervios a comunicarse. Controlan si estamos despiertos o dormidos, según las neuronas (células nerviosas) sobre las que actúan:
• Las neuronas en el tronco encefálico (donde se unen el cerebro y la médula espinal) producen neurotransmisores llamados serotonina y norepinefrina. Estos químicos mantienen nuestro cerebro activo cuando estamos despiertos.
• Las neuronas ubicadas en la base del cerebro son las responsables de que nos quedemos dormidos. Parece que estas neuronas apagan las señales que nos mantienen despiertos.

De acuerdo a la ASA “American Sleep Asociation”. Hay cuatro etapas del sueño divididas en dos categorías. Las primeras tres etapas caen en la categoría de sueño no REM (Movimiento Ocular Rápido). La cuarta etapa es el sueño REM.
En la etapa 1, acaba de quedarse dormido y comenzó la transición a la etapa 2, que implica una mayor desaceleración de la actividad en el cerebro y el cuerpo. Es mucho más fácil despertarse durante estas primeras etapas del ciclo del sueño.
La etapa 3 es la parte más profunda del sueño NREM. En esta etapa, los músculos y el cuerpo se relajan aún más y las ondas cerebrales muestran un patrón claro de actividad lenta que es marcadamente diferente de la actividad cerebral de vigilia. Se cree que el sueño profundo juega un papel importante en la recuperación del cuerpo, así como en el pensamiento y la memoria efectivos.
La etapa 4 es la única etapa del sueño REM. Durante este tiempo, la actividad cerebral aumenta significativamente y la mayor parte del cuerpo, excepto los ojos y los músculos respiratorios, experimenta parálisis temporal. Aunque los sueños pueden ocurrir durante cualquier etapa, los sueños más intensos tienen lugar durante el sueño REM.
Se cree que la etapa del sueño REM es esencial para el cerebro, permitiendo funciones clave como la memoria y el aprendizaje.
La estructura de las etapas y ciclos del sueño de una persona se conoce como su arquitectura del sueño. Si bien el sueño profundo y el sueño REM implican cambios más profundos en los niveles de actividad, los expertos creen que cada etapa juega un papel en una arquitectura de sueño saludable que genera un sueño de calidad.
La arquitectura del sueño permite a los expertos producir una imagen de cómo se ve su sueño en el transcurso de una noche, teniendo en cuenta varias profundidades de sueño, así como la salida del sueño. Se puede representar mediante un gráfico llamado hipnograma, Las fases NREM y REM se suceden de manera cíclica, repitiéndose de 4 a 6 veces a lo largo de la noche. Cada ciclo tiene una duración de entre 90 y 110 minutos, y comienza por los periodos NREM, que a medida que avanza la noche van haciéndose más cortos y menos profundos, dando paso a fases REM más largas.

La cantidad de sueño que cada persona necesita depende de muchos factores, incluida la edad. Los bebés generalmente requieren alrededor de 16 horas al día, mientras que los adolescentes necesitan alrededor de 9 horas en promedio. Para la mayoría de los adultos, de 7 a 8 horas por noche parece ser la mejor cantidad de sueño, aunque algunas personas pueden necesitar tan solo 5 horas o hasta 10 horas de sueño por día. Las mujeres en los primeros 3 meses de embarazo a menudo necesitan dormir varias horas más de lo habitual.
Las personas tienden a dormir de forma más ligera y por períodos de tiempo más cortos a medida que envejecen, aunque generalmente necesitan aproximadamente la misma cantidad de sueño que necesitaban en la edad adulta temprana. Aproximadamente la mitad de todas las personas mayores de 65 años tienen problemas frecuentes para dormir, como insomnio, y las etapas de sueño profundo en muchas personas mayores a menudo se vuelven muy cortas o se detienen por completo. Este cambio puede ser una parte normal del envejecimiento o puede ser el resultado de problemas médicos que son comunes en las personas mayores y de los medicamentos y otros tratamientos para esos problemas.
La cantidad de sueño que necesita una persona también aumenta si se le ha privado de dormir en días anteriores. Dormir muy poco crea una "deuda de sueño”
Existen dos modalidades de deuda de sueño, con diferentes efectos sobre la salud:
• Privación parcial del sueño: Ocurre cuando un individuo duerme en periodos cortos durante un tiempo prolongado durante días o semanas. Puede verse afectada por el consumo de sustancias como la cafeína. Es una circunstancia que puede llegar a cronificarse. Su recuperación es más lenta y progresiva, no siendo suficiente en muchas ocasiones un sueño prolongado para regresar a la normalidad.
• Privación total del sueño: Se da cuando una persona permanece despierta de manera continua durante días o incluso, en casos extremos, semanas. Su recuperación es más rápida, pudiendo normalizar las condiciones fisiológicas con una sesión de sueño duradero y reparador. Sin embargo, en caso de prolongarse en el tiempo, la situación de privación de sueño llega a tener efectos de mayor gravedad.
Continuará...