Cultura Justa en Odontología: del juicio al entendimiento del error humano
- C.D. Ulises Velasco Sánchez
- hace 5 días
- 4 Min. de lectura
En los últimos años, el tema de la responsabilidad profesional en odontología ha cobrado una atención creciente dentro de los organismos de arbitraje y ética médica. De acuerdo con la Dra. Odet Saravia González, Comisionada Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), la odontología ocupa el tercer lugar en número de quejas registradas entre las diez principales especialidades médicas en el periodo 2020–2024.

Estas cifras revelan no solo el nivel de exposición legal y ética al que está sujeta la práctica odontológica, sino también la urgencia de promover una Cultura Justa que permita distinguir entre el error humano y la negligencia profesional, favoreciendo el aprendizaje y la prevención sobre el castigo.
¿Qué es la Cultura Justa?
El concepto de Cultura Justa (Just Culture) surgió en la industria aeronáutica y fue adoptado posteriormente por el sector salud. Su premisa es sencilla, pero transformadora: no todos los errores merecen sanción, y no todas las sanciones generan seguridad.
En lugar de señalar culpables, este modelo busca comprender las causas del error —sean humanas, organizacionales o sistémicas— para fortalecer la práctica clínica y evitar su repetición.
La Cultura Justa promueve un equilibrio entre responsabilidad individual y responsabilidad institucional, reconociendo que los profesionales actúan dentro de sistemas imperfectos donde influyen múltiples factores: presión de tiempo, fatiga, comunicación deficiente o protocolos ambiguos.
La práctica odontológica y la evaluación del error.
En odontología, los errores clínicos pueden surgir en procedimientos rutinarios o especializados: diagnósticos equivocados, omisión de antecedentes sistémicos, errores técnicos o fallas en la comunicación con el paciente. Sin embargo, al momento de evaluar estos hechos, una autoridad dictaminadora —como la CONAMED, un colegio profesional o un perito médico legal— debe aplicar criterios que consideren la intención, el contexto y la conducta del odontólogo.
La falta de comunicación: el origen silencioso de muchas quejas.
En la práctica odontológica, los conflictos con los pacientes rara vez comienzan en el sillón dental. Suelen originarse antes o después del procedimiento, cuando la información no se transmite con claridad, no se registra adecuadamente o no se comprende de forma mutua.
Diversos informes de la CONAMED coinciden en que la deficiente comunicación médico-paciente es una de las principales causas de queja, incluso por encima de los errores clínicos comprobables.

Aprender del error, no temerlo
Uno de los mayores desafíos en el entorno odontológico es romper el silencio ante los errores clínicos.El miedo a la sanción o al desprestigio profesional suele inhibir la comunicación abierta y el reporte de incidentes. La Cultura Justa propone un cambio de paradigma: pasar de preguntar “¿Quién se equivocó?” a “¿Qué permitió que esto ocurriera?”
Este giro conceptual promueve entornos de confianza, donde los equipos clínicos pueden compartir experiencias, generar protocolos más seguros y fortalecer la seguridad del paciente.
En instituciones donde este modelo se ha implementado —hospitales, clínicas universitarias y centros acreditados en calidad—, los resultados son claros: menos incidentes repetitivos, mayor aprendizaje y mejor relación con los pacientes.
El papel de las autoridades dictaminadoras.
Cuando la CONAMED o cualquier otra instancia recibe una queja, su papel no debe limitarse a emitir un juicio técnico, sino a evaluar el contexto completo del caso.
Aplicar los principios de Cultura Justa permite determinar si el hecho corresponde a:
una falla humana comprensible,
una conducta de riesgo que requiere capacitación, o
una negligencia sancionable.
Este enfoque equilibra la protección de los derechos del paciente con la dignidad y el debido proceso del profesional, evitando juicios precipitados o interpretaciones punitivas.
Responsabilidad compartida.
La seguridad del paciente no depende únicamente del odontólogo, sino también de las instituciones, colegios, universidades y autoridades regulatorias.
Una Cultura Justa exige compromiso en todos los niveles:
Capacitación continua y actualización normativa.
Protocolos claros de consentimiento informado.
Condiciones laborales seguras y materiales adecuados.
Comunicación transparente con los pacientes.
Solo así puede lograrse un sistema donde la justicia y la calidad clínica coexistan.
Conclusión.
Las cifras de la CONAMED nos recuerdan que la odontología mexicana debe fortalecer no solo su técnica, sino también su ética y cultura de seguridad.
Adoptar una Cultura Justa en la odontología mexicana no solo fortalecería la relación entre pacientes y profesionales, sino que también mejoraría la forma en que las autoridades dictaminadoras interpretan la conducta clínica.
Más que buscar culpables, la justicia en salud debe buscar causas, aprendizajes y soluciones.
Una Cultura Justa no elimina el error, pero convierte cada error en una oportunidad para ser mejores.
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