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Cadena de supervivencia (3) en el consultorio odontológico.

Las trabas... de la mecánica al sillón dental.



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1. ¿Qué es una traba mecánica?


Una traba mecánica es un dispositivo de seguridad diseñado para bloquear, inmovilizar o fijar una pieza o estructura en una posición determinada, evitando desplazamientos accidentales. Su resistencia puede ser tal, que llega a sostener y mantener suspendido de manera eficiente a un automóvil, garantizando que no se mueva ni siquiera bajo cargas elevadas.


Este tipo de sistemas se emplea ampliamente en maquinaria industrial, estructuras metálicas, equipos de transporte y herramientas especializadas, ya que ofrecen estabilidad, precisión y protección tanto para el operador como para el entorno. Además, una traba mecánica no solo asegura el peso o la posición de un objeto, sino que también previene riesgos de colapso, caídas o fallos estructurales, convirtiéndose en un componente esencial dentro de protocolos de seguridad.


Su principio es simple pero vital: confiar en la fuerza mecánica y la resistencia de los materiales para mantener bajo control aquello que podría representar peligro si quedara libre o inestable.


Este principio cobra una relevancia especial en el ámbito odontológico. Durante una maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP) en un sillón dental, la estabilidad es un factor crítico. El paciente, al encontrarse en una posición distinta a la de un entorno hospitalario convencional, requiere que el sillón no colapse ni se desplace mientras el operador ejerce compresiones torácicas de alta intensidad. En ese momento, la seguridad depende no solo de la técnica del rescatista, sino también de la resistencia estructural y los sistemas de bloqueo del sillón.


En la mayor parte de los sillones dentales, sin embargo, esta función no existe todavía. ya que el diseño de un sillón dental está pensado para ergonomía, estética y confort, no para soportar las exigencias biomecánicas de una reanimación cardiopulmonar (RCP). De ahí surge la necesidad de adaptaciones prácticas, capaces de brindar la estabilidad indispensable en una emergencia.




2. El sillón dental: fortalezas y limitaciones.


El sillón dental es una pieza clave de la práctica clínica. Su respaldo articulado, acolchado y ajustable ofrece comodidad al paciente y ergonomía al odontólogo. Sin embargo, este diseño tiene un inconveniente:



  • Durante la RCP, la fuerza de las compresiones (en promedio 40–50 kg por maniobra) no se transmite a la base sólida, sino que se disipa en el respaldo.


  • El resultado: menor profundidad real de compresiones, reducción de la perfusión coronaria y cerebral, y una disminución crítica en la eficacia del procedimiento.


En términos simples: un sillón dental es estable para trabajar, pero no para salvar una vida en un paro cardiorrespiratorio.



3. El factor físico: peso y distribución.


Los sillones dentales estándar están diseñados para soportar entre 135 y 227 kg, e incluso modelos bariátricos superan esta cifra. muchos fabricantes realizan pruebas de seguridad muy superiores al límite declarado (hasta 900 kg de carga estática en algunos modelos).



No obstante, la clave no es cuánto soportan, sino cómo distribuyen ese peso:


  • La base y los sistemas hidráulicos/electrónicos absorben la carga principal.

  • El respaldo, al ser articulado y acolchado, no está diseñado para resistir presiones localizadas y repetitivas como las de la RCP.


  1. Compresiones torácicas a una frecuencia de 100 a 120 por minuto.

  2. Con una profundidad aproximada de 5 cm (máximo 6 cm).

  3. Permitir siempre la reexpansión completa del tórax entre compresiones.

  4. Minimizar las interrupciones.



Esto explica por qué, aunque la estructura global sea robusta, el punto débil para la reanimación es siempre el respaldo.


Existen tres estrategias para tratar de estabilizar la posición del paciente frente a la necesidad de una maniobra de RCP


a) Trasladar al paciente al piso

  • Ventaja: garantiza una superficie rígida y estable.

  • Desventaja: requiere tiempo, esfuerzo coordinado de varias personas y aumenta el riesgo de lesiones durante la movilización (sobre todo si el paciente tiene dispositivos en boca, anestesia local o dique de hule).


b) Colocar una tabla o superficie rígida detrás de la espalda.


  • Ventaja: rápida y práctica sin necesidad de mover al paciente.

  • Puede usarse un backboard de RCP o improvisar con superficies rígidas (tablas acrílicas, de inmovilización pediátrica, etc.).

  • El sillón debe colocarse en posición supina completa para maximizar la eficacia.

  • Nota: aunque la tabla ayuda, muchas veces no es suficiente si el respaldo del sillón es demasiado flexible; sería deseable contar con una traba mecánica adicional para evitar la amortiguación.



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c). Acción combinada de tabla rígida y traba mecánica.

Una tabla rígida colocada bajo la espalda del paciente permite distribuir la fuerza de las compresiones sobre una superficie estable, evitando que el acolchado del sillón absorba parte de la energía. Sin embargo, por sí sola puede ser insuficiente si el respaldo del sillón cede o se flexiona.


Por ello, el uso de una traba mecánica diseñada ex profeso resulta fundamental:



  • Esta traba se integraría al respaldo o se acoplaría al armazón del sillón justo bajo el área de mayor requerimiento de soporte.


  • Su función sería inmovilizar el respaldo en un ángulo fijo, bloqueando el mecanismo reclinable y transfiriendo la carga directamente hacia el piso.


  • Al combinarse con la tabla rígida, se obtendría un sistema capaz de resistir y estabilizar las fuerzas del RCP de forma segura, sin riesgo de colapso del respaldo ni pérdida de eficacia de las compresiones.


  • El sillón dental, al contar con un sistema de elevación, permite ajustar la altura de trabajo para el reanimador. La traba mecánica, colocada bajo el respaldo, asegura la rigidez estructural, mientras que el ajuste fino de altura sitúa el esternón del paciente en la posición óptima para que, de pie y a un costado, el operador mantenga una postura neutra (hombros alineados, codos extendidos o semi-extendidos y tronco adecuadamente proyectado sobre el punto de compresión). Esta combinación facilita compresiones de 5–6 cm de profundidad a una frecuencia de 100–120 por minuto, mejora la calidad de la maniobra, reduce la fatiga del reanimador y minimiza interrupciones, mejorando la eficacia del RCP en el entorno odontológico.




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